«Cuando José vino a pedirme trabajo, hace 22 años, no sabía qué tipo de trabajo darle. Mi empresa era pequeña, con no más de seis empleados. Un vecino me habló de las dificultades por las que atravesaba la familia de José y me preguntó si tendría trabajo para acogerle. Conmovido por la lucha de la familia, acepté, a pesar de no saber qué tareas podría asignar a una persona con un solo brazo en un área altamente manual. Pero entonces, José demostró una extraordinaria capacidad de adaptación, ajustando rápidamente sus tareas. Al adaptarse al puesto de trabajo, consiguió aprender en tres años lo que normalmente lleva seis formar a un oficial gráfico».
«Pedro era diferente, es mucho más joven, empezó sus prácticas porque la organización local insistió mucho para que lo integráramos. Le dimos la oportunidad, y a cambio nos da su ejemplo cada día, recordándonos que todas las dificultades y limitaciones se pueden superar con solidaridad y compromiso.»
«Durante el primer año, José aprendió y desarrolló formas de superar sus limitaciones, adaptando su interacción con la maquinaria mediante gomas elásticas y mejorando sus propias habilidades. La única adaptación necesaria fue darle tiempo para que aprendiera el oficio a su manera. Y una vez conseguido ese objetivo, ha ido perfeccionando sus habilidades hasta la maestría».
«José mantiene una buena relación con sus compañeros, y conmigo. Estas relaciones reflejan el vínculo que me esfuerzo por mantener con todos los trabajadores de mi empresa: de ayuda mutua, colaboración y familiaridad, pero también de exigencia, profesionalidad y calidad.»
«En nuestra andadura con Pedro, ha sido fundamental el apoyo del proveedor de servicios, estando siempre disponible al alcance de una llamada telefónica, estableciendo una relación de gran confianza y honestidad. Esta mediación es esencial para mí, para nosotros los empresarios. Es necesaria esta garantía, de que no nos vamos a quedar ‘colgados’ si algo va mal».
«Después de todo, y a pesar de las dificultades del camino, tras completar las prácticas iniciales, firmamos un contrato con Pedro, de Empleo con Apoyo en el Mercado Abierto. En este convenio, le pagamos un salario como a cualquier otro de nuestros trabajadores, pero un porcentaje de este salario lo financian los servicios de empleo del Estado. Este porcentaje ha sido evaluado por una organización independiente, que ha valorado su grado de discapacidad en función de las tareas del puesto de trabajo y la correspondencia de las capacidades efectivas de Pedro. El resultado fue una evaluación de discapacidad del 50%, lo que significa que el Estado financiará el 50% del salario.
«Valoramos a José por su estabilidad y perfeccionismo. El mundo gráfico está en constante innovación y mi política interna es fomentar la polivalencia y la renovación constante de competencias de todo mi equipo. Considero a José insustituible. Su perfeccionismo en los acabados que realiza es considerado excepcional. Y es insuperable en su propio papel, superando su discapacidad, que a nuestros ojos es inexistente. Espero sinceramente que continúe su buen trabajo en los años activos que le quedan, y que luego se jubile, con mérito.»
«Sin duda volvería a hacerlo. Y, a mis colegas empresarios que están pensando en contratar a personas con discapacidad, les recomiendo que superen sus primeras impresiones. Hay muchas personas con discapacidad que son muy competentes, y eso nos permite superar el economicismo, nos hace humanos. Se trata de conocer a las personas, conocer sus problemas, apoyarlas, ponernos en su lugar y relativizar los problemas, tener los pies en el suelo. Espero en nuestra empresa, como en cualquier otra, independientemente de la diversidad de casos y capacidades, un aumento de la productividad del equipo al incluir un elemento con discapacidad – y desde el punto de vista humano, nos hace crecer a todos. Para el futuro, espero estabilidad y continuidad».